Siempre que compraba casetes allá por los años 90s, a la hora de escucharlos primero buscaba los temas duros ó los más pesados, había que volar la cabeza primero, muy rara vez escuchaba los temas suaves y ligeros, muy rara vez. Luego deje de escuchar música, prácticamente perdí el contacto con ella cuatro años, ahora que lo veo ha sido una época de problemas personales y despertares muy agrios en mi vida, inclusive el suicidio me susurro la mente. Hasta que una fecha un docente nos recordó que hay que escuchar música, sinceramente no me interesó mucho lo que decía sino hasta que menciono Pink Floyd, entonces reflexioné, pasaron los días, desperté y me dije -como es posible que haya perdido tanto tiempo, como es posible que me haya perdido a mi mismo- "nunca más dejare de escuchar música" así nunca se diga "nunca mas" me atreveré a reafirmarlo "nunca más" y empecé de nuevo, empecé a buscar los discos que me faltaban y también a explorar nuevos estilos, pero lo más raro de todo esto es que ahora era distinto; ahora escuchaba los temas suaves y ligeros, necesitaba paisajes mas tranquilos, hasta que una fecha puse play en el único CD que me compre por esos años 90s y se encendió la chispa que me taladro el cerebro otra vez.